Las 13 Peores Experiencias con un Paciente Dental

Las 13 peores experiencias con un paciente dental
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Todos tenemos un amigo al cual le pasan cosas increíbles y surreales.

En mi caso, se llama Santiago, aunque en el tuyo podría ser Juan, María, Brenda, lo que sea.

Cada vez que este amigo nos cuenta una de esas historias creemos que eso solo le pasa a nuestro amigo.

El otro día, indagando un poco acerca del mundo dental, hice una pregunta al respecto en mi grupo de Facebook.

Cuál es la peor experiencia que has tenido con un paciente

Y, palabras más, palabras menos, les pregunté cuáles habían sido sus peores experiencias con un paciente dental.

Con el pasar de los minutos, la actividad se tornó bastante chistosa y tuve que ir por mis palomitas de maíz para leer las respuestas.

Michael Jackson GIF

Las respuestas fueran muchas, pero aquí te comparto las 10 peores experiencias con un paciente dental que han tenido los odontólogos. 

 

#1: Cuando el ‘deseo primitivo’ llama

Cuando un paciente acude al odontólogo, es apenas normal que se haga unas preguntas frente al cuidado postoperatorio.

¿Que si puedo comer esto y no aquello?

¿Cuánto tiempo debo reposar?

Todas estas son preguntas normales.

Sin embargo, hay pacientes que están más preocupados por si pueden tener coito, y si pueden utilizar su boca durante el acto.

Por lo  menos así lo relata José Barrancas, también conocido como Dentalovers en las redes.

José Barrancas Dentalovers

“Una vez un paciente- cuando hacía el servicio en una comunidad- me dijo lo mismo que si después de la extracción había problema si practicaba sexo oral, porque traía a una muchacha que estaba puesta para lo noche y solo podía ese día”, relató José.

Solo una pregunta…

¿”Puesta” para la noche?

Creo que esos son eufemismos para decir que la había contratado previamente…

 

#2: Y a los 80…

Bueno, creo que a TODOS los odontólogos les ha pasado lo anterior.

Digamos que, en ese sentido, es normal que personas de 20 a 40 años estén “un poco alborotadas” y con ganas de ‘tener intimidad’.

Pero eso es una cosa y otra muy distinta cuando el paciente tiene 80 años, contó una odontóloga que prefirió mantenerse en anonimato.

“Esta es graciosa (risas). Un paciente de 80 años que dijo que no quería morir sin dientes”, relató.

De manera muy sensato, su sueño su cumplió y le realizó implantes all on 4 superior e inferior.

Después de la cirugía, estaba esperando que le preguntaran acerca de los cuidados postoperatorios.

Pero la respuesta que recibió fue completamente distinta…

“Me preguntó que cuándo podía hacer sexo oral. Yo le comenté que por la presión de la succión podrían perder presión las suturas y, por ende, el colgajo abrirse. Le indiqué 3 semanas y me gritó diciendo que su novia no iba a esperar tanto“.

En defensa de la novia, tiene razón.

Tres semanas puede ser mucho tiempo… 🤣🤣🤣

#3: El paciente vomitón…

Si tú eres como yo, puedes tolerar cualquier cosa, hasta ver una cirugía maxilofacial.

Sin embargo, una cosa es ver una cirugía y otra, bastante distinta, ver a alguien vomitar.

Pero una cosa muy distinta es que se vomite en tu unidad…

(Y que luego, por supuesto, te toque limpiarlo…)

Podrás imaginar lo que sintió Jimena Noriega, quien es bastante sensible cuando se trata de ver a gente transbocando…

Jimena Noriega

“Después de unas extracciones de cordales superiores, al ponerle la gasa para que mordiera, la paciente tenía mucho reflejo nauseoso”, contó Noriega.

¿Qué pasó después?

Sí, tú adivinaste.

“Se vomitó ahí en la unidad. Me quería morir. No puedo ver a nadie vomitando”, relató.

Jimena, no te preocupes.

No eres la única…

 

#4: X2…

Una cosa es que se vomite un paciente, lo cual es de por sí bastante desagradable.

Pero otra cosa muy distinta es que dos personas se te vomiten.

El mismo día.

Al mismo tiempo.

Eso fue exactamente lo que le pasó a María Cristina Vespa, fundadora de Odontovespa.

María Cristina Vespa

“Atendiendo a unos niños gemelos, a uno mientras le aplicaba flúor empezó a vomitar”, contó.

Pero la cosa no terminó ahí…

“El otro, por ver a su hermano vomitando, también terminó haciendo lo mismo”, describió Vespa.

Menos mal que solo eran 2 hermanos y no 3 o 4…

#5: Disculpe, doctora, ¿se puede consumir estupefacientes antes de la cita?

Todos sabemos que, en algunos casos, antes de ir al dentista, debemos tomar medidas preventivas.

En algunos casos, nos pedirán que lleguemos en ayuno, y en otros que no consumamos X o Y cosa.

Pero, ¿qué pasa cuando tu paciente llega completamente drogado a la clínica?

(Y no estoy hablando de ‘drogado’, como David después de visitar al dentista…)

David After Dentist Meme

Bueno, eso es precisamente lo que le ocurrió a la estudiante universitaria Paulina Gómez.

Paulina Gómez

“Un paciente me mencionó que tomaba con frecuencia cocaína y marihuana. Por eso, le pedí que dejé de consumirlas  por lo menos 15 días para poder realizar la extracción”, narró Paulina.

Llegó el fabuloso día y, oh sorpresa… 

El paciente a olía a thinner a metros de distancia. 

“Fue un error de mi parte. No había especificado que todas las drogas y estupeficientes estaban prohibidos”, afirmó.

Mal hecho de tu parte, Paula.

La próxima vez tienes que avisarle al paciente que tampoco puede consumir heroína, LSD, metanfetamina, popper, crack (y no digital)…

¿Me imagino si Paulina a estas alturas cree que el resto de pacientes que le llegarán son así?

 

#6: El paciente fastidioso 

Odontólogo que se respete ha tenido por lo menos un paciente fastidioso en su historia.

Ahora, una cosa es que tengas ese paciente una vez y otra que tengas que lidiar con él una y otra vez.

Ese es el martirio con el cual debe lidiar Claudia Aguirre, de Consultorio Odontológico El Poblado.

Claudia Aguirre

Según cuenta ella, “tengo una paciente que cambia de opinión cada 5 minutos” frente a las decisiones que quiere con respecto a su salud bucal.

Más allá de su evidente estado de bipolaridad, la cosa no se queda allí.

“Fuera de eso, ella paga lo que se le da la gana porque, según ella, no puede pagar más” relató Aguirre.

A nadie le gustan ese tipo de pacientes.

La ventaja, Claudia, es que puedes dejar de atenderlos en cualquier momento. 🙂

#7: El paciente omnisapiente

No hay nada peor que alguien que no tiene ni idea de lo que habla y cree tener la razón.

Es gente que cree que es omnisapiente.

Estos normalmente abundan en el mundo del fútbol, cuando creen que Barcelona es mejor que Real Madrid.

(No soy hincha de ninguno de los dos.)

Sin embargo, una cosa es que crean que tienen la razón en términos médicos, aún cuando no tienen ni p#7@ idea de lo que están hablando…

Eso es lo que le pasa, a menudo, a nuestro estimado amigo Sebastián Cardona.

Sebastián Cardona

“Para mí la peor experiencia es el paciente que va a la valoración y no entiende, pero no acepta tu concepto ya que su prepotencia de pensar que lo que él cree es correcto hace que la comunicación sea muy tensa”, relata Sebas.

Completamente de acuerdo.

No en vano dicen que ‘zapatero a tus zapatos’.

Si no sabes de lo que hablas, mejor no hagas el oso.

En ese sentido, el especialista concluye así:

“Cuando el paciente es prepotente, realmente es un paciente que yo rezo para que se haga el tratamiento en otro lado”.

De acuerdo, amigo.

Nadie quiere lidiar con patanes.

#8: La paciente honesta

Cuando un dentista le pregunta al paciente que si se ha lavado los dientes, por lo general sabe que ese “sí” es una mentira.

Es algo así como cuando una persona va con el contador y le miente acerca de los números.

El contador ya sabe que le estás mintiendo.

Sin embargo, ¿qué pasa cuando no estás mintiendo y traes evidencia para que el odontólogo te crea?

Algo así le pasó a Daniela Paola González.

Daniela González

“La paciente se le partió la protésis dental comiendo mango”, narró.

Esa historia está bastante rebuscada, algo así como cuando “el perro se come la tarea”.

Pero no era así.

“Ella me la llevó en una bolsita Ziploc el mango para que yo le creyera”, puntualizó.

Solo una pregunta, Daniela…

¿Qué tan verde estaba ese mango para partirle la prótesis en 2 pedazos?

 

#9: El paciente ‘sabio’

Alguna vez leí que los “peores pacientes” eran aquellos que leían 20 blogs y creían que sabían más que el mismo odontólogo.

Esa es una cosa…

Pero, ¿qué pasa cuando es el mismo paciente el que da las instrucciones?

Eso fue lo que le pasó a Bedrina Pineda.

Bedrina Pineda

“Una vez me llegó una paciente que quería extraerse un premolar inferior. Al examen clínico no encontré criterios de extracción, y le dije que se hiciera una resina, porque el diente no estaba para extracción”, contó.

Se podría decir que, si fuese un examen de honestidad, Bedrina hubiese sacado un 10 en la evaluación.

Pero ojo a lo que pasó…

“Se paró de la silla molesta y me gritó ‘Si no me saca la muela, me voy'”, le espetó.

Para colmo del relato, apenas Bedrina le dijo que se fuera, la paciente se puso las sandalias y se fue murmurando.

Más allá del regaño, el paciente era de esas personas que se suben a la silla descalzas, como si estuvieran en su casa…

 

#10: Cuando estás vivo por fuera, pero muerto por dentro…

Según estudios, la persona promedio se echa 14 pedos (o flatulencias) al día.

A todos nos ha tocado ‘tragarnos’ algún aire gaseoso maloliente.

Pero, ¿qué pasa cuando el paciente no se echa solo un pedo, sino que se caga en la consulta?

Podrías imaginar lo que sintió Karen Suárez cuando vivió aquella experiencia en su consultorio…

Karen Suárez

“Una paciente de unos 70 años en el momento en que la atendía se tiró un pedo y estaba bastante maloliente”, narró.

Cómo habrá de estado tan feo el olor de dicho pedo que la misma paciente le dijo:

“Ay, doctora, y eso que estoy viva…”

En aquel momento, Karen no pudo contener la risa, aunque no por mucho tiempo, ya que cada carcajada implicaba una bocanada de aquel fétido aire…

 

#11: Cuando tu propio paciente te amenaza

Como paciente, debo admitir que a veces uno le desea cosas poco amistosos al dentista, en especial cuando este usa la fresa.

Pero una cosa es que eso se quede en un pensamiento, y otra que el paciente termine amenazando al dentista.

Eso le pasó a Sonia Granobles.

Sonia Granobles

“Un día, luego de realizar unas exodoncias, la paciente me pidió que le diera las gasas y los algodones llenos de sangre, porque ella quería guardarlos en su casa,” relata.

Lo anterior tiene mucho sentido, pero nadie estaba esperando lo siguiente… 

“Al explicarle por qué no debía hacerlo, me amenazó con un explorador que tomó rápidamente de la bandeja.” 

Por suerte para Sonia, salió ilesa de aquella experiencia, ya que, gracias a Dios, fue salvada por su auxiliar.

A manera de título personal, me queda la siguiente duda:

¿Por qué querría el paciente unas gasas y algodones ensangrentados?

La gente definitivamente está muy loca….

 

#12: Una experiencia de vida o muerte.

Algunos hemos presenciado la muerte de cerca.

Sea en un funeral, o cuando esquivas un carro que está a punto de estrellarte, todos sabemos lo estresante que es.

Pero una cosa muy distinta es vivir esa experiencia en el mismo consultorio.

A sus tiernos 24 años, Lorenza Zuluaga estaba recién graduada de la universidad y era su primer día de trabajo cuando vivió aquella experiencia.

Lorenza Zuluaga

Tenía las ilusiones intactas (¿Cómo no? Era su primer día de su trabajo) hasta que uno de sus pacientes llegó al consultorio con un revólver… 

“Un paciente me pidió una cita de valoración y, para poderse sentar, puso un revólver en mi mesa de trabajo”, contó.

Sí, así como lo lees.

Pero la cosa no terminó ahí…

A Lorenza le habían enseñado que durante la consulta debía ser profesional, y además era su primer día de trabajo, así que realizó la valoración sin siquiera preguntarle por qué había traído un revólver.

La consulta duró una hora.

A día de hoy, ella confiesa que “no sabe cómo hizo para mantenerse tranquila durante ese tiempo”.

No te preocupes, Lorenza.

Cualquiera la hubiese abandonado el consultorio al cabo de 10 segundos….

 

 

 

#13: “El pan de cada día”

Reservé lo mejor para el final.

Hemos llegado a la historia #13 de peores experiencias con un paciente dental, y esta es mi preferida.

Bendecidos y afortunados aquellos que nunca han sufrido una exodoncia.

Apostaría a que esa debe ser una de las experiencias más incómodas que puede sufrir un paciente.

Pero qué pasa cuando la experiencia se torna incómoda para el odontólogo, como fue el caso de Marcela Villamil.

Marcela Villamil

“Atendiendo a un soldado, mientras le hacía una exodoncia, tuvo una erección”, relata Villamil.

Para nadie es un misterio que a muchas odontólogas les ha tocado presenciar el incómodo acto de un paciente que se “alegra” en la unidad.

Pero lo que pasó ese día va mucho más allá de la “alegría”.

Debido al nerviosismo, ya que según Villamil “él estaba muy asustado”, terminó ocurriendo algo que ni ella misma esperaba:

El soldado quería cogerle la pierna.

(Quizás en este escenario, “coger” no sea el verbo más acertado, así que más bien se podría decir que el soldado “quería agarrar su pierna”…)

Ya podrás imaginarte lo incómodo que debió ser esa situación: 

Ver a un caballero completamente fértil tratando de agarrarse de la pierna de la ‘doctora’, mientras este le quitaba su muela…

Mejor dicho: no sabes si reír o llorar.

 

Peores experiencias con un paciente

Aquí relatamos 13 de las peores anécdotas que han tenido los dentistas con un paciente.

Sin lugar a dudas, puede haber peores.

Compártenos tu peor historia.

Si es lo suficientemente buena, la compartiremos. 🙂

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Luis Naranjo

Luis Naranjo

Ayudo a los odontólogos a ganar más pacientes con Marketing Digital.

2 comentarios en “Las 13 Peores Experiencias con un Paciente Dental”

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